En un trabajo colaborativo entre Fundación Tierra de Esperanza y el Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia se implementaron tres nuevos Programas de Reparación del Maltrato Infantil (PRM) en la ciudad de Calama. Estos proyectos tienen como objetivo brindar apoyo integral y especializado a más de 100 niños, niñas y adolescentes que han sido víctimas de situaciones de violencia, abuso sexual y maltrato.

El desarrollo físico, emocional y psicológico se ven gravemente afectados en la infancia y adolescencia afectada, vulnerando gravemente los derechos que todo niño o niña tiene. De esta forma, la intervención de los tres nuevos programas PRM: Munay, Ticnamar y Wara están dirigidos a todos los niños, niñas y adolescentes menores de 18 años, que han sufrido maltrato físico o psicológico grave y/o agresión sexual, situación que además califica, en términos judiciales, como un hecho constitutivo de delito. Además, son derivados desde el Tribunal de Familia, Fiscalía y Tribunal de Garantía.

Los equipos encargados de llevar a cabo estos programas PRM comenzaron su labor en julio en la ciudad de Calama, demostrando gran motivación y un fuerte compromiso para brindar una atención oportuna y de calidad a los niños, niñas y adolescentes .

“El desafío de poder contribuir a restituir los derechos de los niños y niñas de nuestra comuna”, Eliana Cortés-PRM Munay

Eliana Cortés, directora del PRM Munay , señaló que este es un desafío muy importante para el equipo, “cada profesional tiene  y que como equipo tenemos es el desafío de poder contribuir a restituir los derechos de los niños y niñas de nuestra comuna. Es sentirnos parte de el territorio, mediante la intervención directa, que pueda a ayudar a fortalecer los recursos personales de cada niño niña y adolescente para que puedan nuevamente  percibirse como sujeto de derechos. Esperamos poder cumplir con las expectativas que cada profesional tiene de su propio que hacer, las expectativas que cada niño y niña tienen sobre sus procesos terapéuticos, en cumplimiento de los estándares de calidad de atención que  caracteriza a la Fundación Tierra de Esperanza, y lo que el marco normativo vigente nos mandata. Nos hace mucho sentido además el nombre del PRM Bahía Munay, “Munay” es un principio andino, donde la esencia del munay andino es el amor recíproco, con propósito que incluye caminar juntos en la misma dirección  sin importar si somos iguales o diferentes. Un poco parecido a nuestra misión, contribuir, apoyar, acompañar, dar la mano a cada  niño, niñas y adolescente en este proceso terapéutico de sanación, de justicia, a pesar de que podamos ser diferentes, el amor en su esencia más  pura nos une”.

Eliana Cortés es psicóloga de profesión y a partir de su experiencia considera que esta realidad luego de la pandemia es más evidente su abordaje “a nivel sanitario parece terminar (la pandemia), a nivel de  vulneraciones parece que se empieza recién a destapar (…) No se trata solo de psicoeducar a la población, sino que de una mirada diferente de la infancia, percibirlos como sujeto de derechos verdaderamente, ir dejando la mirada adultocentrista y creer que podemos ser la voz de los niños, sino más bien darle espacio a  su propia voz”.


Aún hay mucho por hacer en términos de visibilizar a los niños, niñas y adolescentes como sujetos garantes de derechos“, Elizabeth Santander-PRM Ticnamar

Elizabeth Santander, directora del proyecto PRM Ticnamar, manifestó que “este desafío se asume con la convicción que nuestros los niños, niñas y adolescentes y sus familias contarán con un espacio de acogida y ayuda, y con un equipo de profesionales comprometidos en su quehacer profesional (…) a fin de brindar atenciones oportunas y de calidad. El equipo PRM Ticnamar de Esperanza se siente entusiasmado y comprometido en brindar una atención oportuna, esperando que con la mayor cobertura de PRM en la ciudad de Calama logremos disminuir los tiempos de espera “.

Además, la profesional agregó que “aún hay mucho por hacer en términos de visibilizar a los niños, niñas y adolescentes como sujetos garantes de derechos, concientizar a la sociedad del impacto que genera que la población más vulnerable sea víctima directa e indirecta de violencia, siendo fundamental acompañar y guiar a los padres y/o cuidadores en el ejercicio de un rol bien tratante, sensibilizándolos con su propia historia de vida y desde ahí instarlos a construir nuevas prácticas de crianza”.

“Para nosotros es una oportunidad de seguir aportando a la comunidad”, Karen Liquitay-PRM Wara

Karen Liquitay es directora del proyecto PRM Wara, está motivada por ser un aporte a la vida de los niños, niñas y adolescentes junto a el equipo que lidera. Según afirmó que “iniciar como equipo nuevo, en este tipo de programas, para nosotros es una oportunidad de seguir aportando a la comunidad, no solo desde el trabajo que realizamos, sino también, desde el buen trato, desde el entregar y generar una instancia de reconocimiento, de aprendizajes, siempre desde el compromiso que como profesionales tenemos y sentimos hacia los niños, niñas, adolescentes y adultos que atendemos”. 

Respecto de la realidad que viven la infancia víctima de maltrato explicó que “creemos que uno de los desafíos más importantes, para nuestra sociedad, es la implementación de políticas públicas que vayan dirigidas a la prevención de este tipo de vulneraciones, si bien las hay, no causan el impacto que se espera, por lo que eso nos indica que no están funcionando, lo que se puede visualizar en los hogares, en los recintos escolares y así en muchos otros espacios, generándose así una cultura centrada en la violencia y en el maltrato hacia el otro”. 

Fundación Tierra de Esperanza cuenta con 17 programas en esta modalidad, con una larga trayectoria de atención en este ámbito. Actualmente están ubicados en Iquique, Antofagasta, Calama, Santiago, Villarrica, San José de la Mariquina y Valdivia.