Claudio Guerrero Bolivar.

En el mes de la reducción del riesgo de desastres Fundación Tierra de Esperanza participó en diversas actividades para conmemorar esta fecha, y en la que este año puso el acento en la salud mental, con especial énfasis, en la niñez y adolescencia a través de la instalación del Botiquín Emocional.

Claudio Guerrero Bolivar, coordinador de la Unidad de Gestión del Riesgo de Desastres en Fundación Tierra de Esperanza, señaló que a casi tres años del inicio de la pandemia el foco en la salud mental es clave para comprender los contextos actuales. “Hemos volcado nuestra energía en realizar acciones y difusión en cómo podemos proteger la salud mental en los niños, niñas y adolescentes y cómo la pandemia ha afectado desde ahí su desarrollo. Vieron alterados los espacios de socialización, escolares, entre otros, y eso hoy está en juego. Hay  situaciones de violencia, de ansiedad y de ideación suicida. Es lo que vemos expresándose a través de la salud mental”.

Además, agregó que “actualmente estamos focalizando en transmitirle a la población, y especialmente a los cuidadores, padres y madres de los niños, niñas y adolescentes cómo poderlos cuidarlos. Hay una estrategia que hemos venido desarrollando que se llama el botiquín emocional, y que nos permite hablar de lo que es la salud mental”.

“La salud física no puede ir separada de la salud mental

Se trata de una herramienta que promueve el uso de elementos para enfrentar o prevenir las crisis emocionales. Guerrero es enfático en decir que “la salud física no puede ir separada de la salud mental. Hay que identificar, reconocer las emociones y saber que las emociones son buenas e importantes. El Botiquín Emocional ayuda a ello, por ejemplo, ¿de qué manera puedes calmarte cuando estás enfrentando un evento crítico? En un niño puede ser un juguete, un peluche; en un adolescente puede ser una playlist de Spotify con su música, un juego o hacerle cariño a sus mascotas. Entonces, se identifican las cosas que calman y se van poniendo en una caja virtual o física. Así como en las casas se tiene un botiquín para atender las heridas físicas, es poder tener un botiquín emocional, que me puede servir a mi, a un amigo, un familiar como un elemento de contención”.

Esta metodología que permite el cuidado, está siendo promovida en espacios ciudadanos y en talleres de autocuidado en la Fundación Tierra de Esperanza y también a instituciones externas. Recientemente Claudio Guerrero fue invitado a exponer en el seminario Salud Mental en Situación de Crisis, organizado por la Universidad de Concepción, con la experiencia del trabajo intersectorial de la mesa de salud mental y apoyo psicosocial en la gestión del riesgo de la región del Biobío, donde también abordó este tema.

En este sentido Claudio Guerrero, afirmó la importancia que tiene crear la cultura de la gestión del riesgo desde la infancia. “Cuando hablamos de la reducción del riesgo hablamos de nuestras vidas, de nuestros entornos y de nuestros espacios familiares, laborales o comunitarios. La capacidad de reducir el riesgo es cuando yo miro los riesgos, los identifico y de alguna forma, ese riesgo no se convierta mañana en una emergencia. El concepto de reducir el riesgo es algo cotidiano que debe estar siempre presente, y esto podemos transmitirlo a los niños, niñas y adolescentes, lo que permite el grado de afectación pueda disminuir”.

Asimismo, afirmó que “está claro que en general los niños, niñas y adolescentes están más resilientes que los adultos, porque están en un proceso de mayor flexibilidad cognitiva y de adaptación, por lo tanto, pueden tener la capacidad de ser parte de estos procesos e incorporarlos para vivir menos situaciones que los afecten. La participación de ellos tiene dos líneas muy importantes: primero, fortalecer en ellos su resiliencia, porque van a estar preparados conociendo los riesgos; y por otro lado, ser agentes de cambio, pueden en sus entornos y con sus pares, promover el riesgo del cambio climático, por ejemplo. Pueden ser partícipes de todos lo que les afecte”, indicó Guerrero.