La discriminación por identidad sexual o de género es una realidad que viven cientos de niños, niñas y adolescentes en el país. Y en el Congreso continúa la tramitación para aprobar lo que se ha denominado ley José Matías, y que durante el mes de junio fue despachada al Senado con el propósito de no solo sancionar, sino que también, prevenir acciones de acoso escolar, y ayudar a quienes sean víctimas de esta situación.

El nombre de la ley recuerda al alumno José Matías, quien se suicidó por el bullying que vivió en el establecimiento que asistía en la ciudad de Copiapó. Sin duda, un hecho que se suma a diversas situaciones que a lo largo de la historia han quedado registradas en el mundo, y que el 28 de junio, Día Internacional del Orgullo LGBTTIQ+, buscan crear conciencia y sensibilización frente al respeto a la diversidad.

Uno de los programas de Fundación Tierra de Esperanza que se ha ocupado de abordar esta temática es el programa Socioeducativo (ASE) de Valparaíso. Su director Orlando Carvallo, destacó que por ejemplo “el Pride Month no es solo un ámbito comercial o celebrativo; es una demanda por igualdad de derechos que surgió en las protestas de Stonewall (Estados Unidos); que llama al respeto de la diversidad en todos sus ámbitos, en el cuidado de las interseccionalidad de los prejuicios, en la lucha por la inclusión e igualdad de oportunidades; a esto hay que sumar en septiembre el recuerdo de la quema de la Discoteque “Divine” en Valparaíso y todos los femicidios que últimamente; que nos recuerdan que no es un hecho externo a nuestro país”. El profesional agregó que esta temática “como equipos de Fundación Tierra de Esperanza nos implica directamente, y nos llama a formarnos y ha realizar una intervención con perspectiva de género que sea transversal a todo lo que hacemos; que no sea adoctrinante, sino que cuestione las realidades y ayude a la búsqueda de respuestas de niños, niñas, adolescentes y jóvenes.Hay que visibilizar para normalizar”.

La guía del Ministerio de Educación sobre orientación de inclusión para las personas LGBTTIO+, subraya la Encuesta Nacional de Clima Escolar de la Fundación Todo Mejora (2016), que establece que el 94,8% de los y las estudiantes encuestados declara escuchar comentarios LGBTI-fóbicos, de los cuales el 59,9% los ha escuchado por parte del personal del colegio. La misma encuesta revela que los motivos que sustentarían climas de hostigamiento guardan relación con la apariencia física, la orientación sexual, y con la mayor o menor adecuación. Además, indica el mismo sondeo que el 70,3% se siente inseguro/a debido a su orientación sexual.

Sin duda, un tema que trasciende y que requiere un abordaje para quienes trabajan directamente con la niñez y adolescencia. Es así, como Orlando Carvallo, director del programa ASE Valparaíso, profundizó sobre el trabajo que está impulsando el proyecto que dirige:  “han existido varias estrategias, desde la visibilización, la creación de ambientes de confianza y directamente en relación a las necesidades que han manifestado los niños, niñas, adolescentes y jóvenes; además de la alerta constante de los interventores sobre la violencia de género. Además, hemos ido creando algunos materiales que apoyen estas prácticas. A esto hay que sumar que en el equipo existen diversas identidades de género y orientaciones sexuales; por lo cual es una temática que nos toca muy de cerca; esto nos ha llevado también a ofrecernos como ASE Valparaíso a acompañar y desarrollar los talleres para la formación de una perspectiva de género de los programas de la línea educativa de la institución, con la consciencia clara de la importancia de esta problemática”.

Asimismo, Carvallo hizo hincapié en que “es una temática transversal en la vida de todos los seres humanos; y especialmente de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Se definen no solo orientaciones sexuales, sino identidades; en lo profundo que eso significa; y que como sociedad recién estamos siendo consciente y haciéndonos cargo de forma muy lenta. Desde nuestro rol profesional estamos llamados a salvaguardar a los niños, niñas adolescentes y jóvenes; y esto implica el cuidado y apoyo en los procesos de construcción de la identidad, en el cuidado de las consecuencias de la ruptura frente al mandato de género impuesto; para que puedan desarrollarse con libertad, sin miedo y vivir como ellos son y quieren ser”.