Luego de realizar durante la pandemia un proceso terapéutico para la rehabilitación por consumo  de drogas, dos jóvenes, Benjamín y Abraham fueron egresados del programa CreSer Concepción, de Fundación Tierra de Esperanza.

En una ceremonia organizada para celebrar este hito, Jorge Bastías,  director regional de Senda en el Biobío,  Andrea González, directora zonal sur de Fundación Tierra de Esperanza y Ana Quezada, directora del programa CreSer Concepción,  valoraron la perseverencia de los jóvenes por culminar el tratamiento, donde coincidieron que no es un camino fácil, pero que sí es posible realizar con éxito. Además, destacaron el trabajo de vinculación de los profesionales a los jóvenes, que sumado al profesionalismo del equipo, hoy fue posible concretar esta etapa.

Al respecto, Abraham (19 años)  señaló que ha tenido el apoyo de su familia y del equipo del programa para dar este paso en la rehabilitación “todo esto me ha servido para estar bien con mi familia y con los que tengo cerca. Ahora yo tengo pensado seguir estudiando. Me gusta la electricidad, eficiencia energética o sino también medicina. Todo se puede, lo que uno se propone se puede lograr”, indicó el joven.

Verónica (mamá de Abraham) con emoción escuchó las palabras de su hijo, y señaló que “todo esto ha sido muy bueno para mi hijo. Se pasaron procesos difíciles y se vencieron. Hoy le diría a otras mamás que están pasando lo mismo, que apoyen mucho a sus hijos, que duele mucho, corren lágrimas, pero siempre hay que apoyarles, abrazarlos y entregarles amor”.                

Para Claudio Mondaca Vergara, que hace cerca de 10 años es técnico en rehabilitación para Fundación Tierra de Esperanza, le ha tocado ser parte de muchos procesos como el de Benjamín y Abraham, y para él, la capacidad de asombro nunca se pierde.  Con emoción aplaude el logro que vive cada joven. Y es que sabe que detrás de cada rehabilitación existe una historia de vida, y  que hay contextos adversos que dificultan el camino; pero a su vez conoce el trabajo que todo el equipo terapéutico del programa realiza, y también la voluntad de muchos adolescentes y jóvenes por buscar una nueva oportunidad en sus vidas. “El ver a chicos que están súper mal y que después salen adelante, y uno aportó con un granito de arena, eso es lo que valió la pena. Son momentos emocionantes cuando uno vio el proceso, donde han habido crisis, recaídas, pero uno aporta algo a sus vidas (…). Lo que nos agradecen las familias cuando llegamos a la culminación del proceso es dar las gracias por estar ahí buscando la forma de atender o entregar una palabra que pueda generar un cambio”, afirmó Mondaca.

La ceremonia estuvo marcada de afecto, y finalizó con el lanzamiento de globos al cielo por todos los presentes, donde cada uno llevó los deseos escritos para los jóvenes egresados.