Con motivo de esta significativa fecha, Claudio Guerrero Bolivar, coordinador de la Unidad de Gestión de Riesgo de Desastre compartió su columna de opinión en el marco de este 13 de octubre: Día internacional para la reducción del riesgo de desastres.

La memoria

Transcurridos más de un año y medio desde la aparición del primer caso de Covid en Chile, estamos hoy viviendo un periodo donde podemos visualizar señales esperanzadoras. Una forma de ir identificando estas señales es mirar el camino recorrido durante estos meses, viendo de qué manera la pandemia nos ha afectado y cuánto también hemos aprendido.

Respecto a lo primero, hay una acción que nos puede ayudar, es el de recordar a todos y todas las personas que se enfermaron, los que aún están en rehabilitación y especialmente a todos los fallecidos, a nuestros seres queridos y a los niños, niñas y adolescentes que ya no están. La palabra recordar, viene del latín re-cordis que significa volver a pasar por el corazón, esto nos puede ayudar a sanar las heridas y el honrar sus vidas sea una fuente de fortalezas y de esperanzas.

Claudio Guerrero Bolivar.

La resiliencia

Respecto a cuanto hemos aprendido, (a veces es difícil ver cosas positivas en la pandemia) podemos identificar ciertos elementos que se relacionan con la resiliencia, les comparto lo que el autor John Twigg describe como una comunidad resiliente: “es la capacidad de absorber la presión o las fuerzas destructivas a través de la resistencia o adaptación, para gestionar o mantener ciertas funciones y estructuras básicas durante contingencias y de recuperación después de un evento”

En relación a la resiliencia individual esta se construye cuando promovemos la calma, la conexión con otros, la autoeficacia individual y colectiva y la percepción de seguridad y la esperanza.

Enfocarse en la resiliencia significa poner mayor énfasis en qué es lo que las personas y comunidades pueden hacer por sí mismas y cómo se pueden fortalecer sus capacidades, antes que concentrarse en su vulnerabilidad ante el desastre o sus necesidades en una emergencia.

Mirar los elementos que han construido nuestra resiliencia durante este periodo es una manera de ir identificando los aprendizajes y las fortalezas que nos han ayudado a enfrentar esta pandemia. La resiliencia no solo la podemos mirar desde lo individual, familiar o comunitaria, por cierto que también desde los institucional, en relación a esta mirada les comparto los siguientes elementos que podemos identificar como parte de la resiliencia de Fundación Tierra de Esperanza durante la pandemia:

1.Gobernabilidad, 2. Evaluación del riesgo ,3. Conocimiento y educación, 4. Gestión de riesgos y reducción de vulnerabilidad ,5. Preparación y respuesta ante emergencia.

La recuperación.

Aún no podemos hablar de que la pandemia está controlada, pero tenemos información sobre la baja de  cifras de contagios, por otra parte en nuestros entornos sociales hay menos personas que se están enfermando y la comunidad científica ha realizado su aporte con las vacunas.

El modelo de gestión del riesgo especifica que pasada la emergencia viene una etapa llamada de recuperación, como para la mayoría de nosotros haber vivido esta pandemia ha sido una experiencia nueva, puede ser difícil visualizar esa etapa, una manera de abordarla es centrarnos en los aprendizajes, las fortalezas y la resiliencia.

El volver a encontramos en los espacios laborales y sociales, será de manera distinta, será respetando las medidas preventivas, valorando  la presencialidad, escuchando de manera comprensiva “con el corazón”, transparentando las emociones y todas aquellas acciones que responde a la definición “ el ser humano es un ser social por naturaleza”

El paso a la etapa de recuperación no la definirá un decreto de la autoridad, comenzará en parte cuando cada uno de nosotros sienta que ya estamos recuperando nuestras capacidades, fortalezas y esperanzas.