En la infancia y en la adultez los estereotipos y la equidad de género son realidades cada vez más visibles en la sociedad.  Y es en esta perspectiva que Fundación Tierra de Esperanza continuamente promueve la formación de sus profesionales y las acciones diarias en el trabajo con los niños, niñas y adolescentes.

De esta forma, los programas han ido instalando la temática de género en sus intervenciones, contribuyendo a la promoción de una cultura que si bien aún tiene como desafío su consolidación, se visualiza cada vez más como prioridad.  

Rosa Morales es directora del proyecto Kausana en la ciudad de Antofagasta, orientado al tratamiento para la rehabilitación en consumo de drogas para jóvenes que están privados de libertad, y bajo esta línea la profesional señaló que este tema lo trabajan permanentemente: “ha significado siempre  un desafío  en todos los ámbitos  de intervención psicosocial. La primera tarea es el acercamiento al o la profesional al tema de género bajo las interrogantes: ¿ qué sabemos? y ¿cuáles son nuestras propias concepciones, interpretaciones y lecturas socioculturales acerca del tema?”. Esta reflexión no menor debe ser dada en los equipos porque nos permite develar nuestros propios sentidos y significados, y cómo desde una perspectiva de trabajo abordaremos  con las y los jóvenes la temática porque nos encontramos con la marcada diferenciación de roles  y el androcentrismo de deconstruir esta carga sociocultural   y acercar a los jóvenes a la reflexión, lo que  implica un trabajo constante a nivel interventivo e intencionado, lo que no basta con un taller sino que es una tarea diaria”

Al respecto manifestó que una de las experiencias que permitió motivar la sensibilización fue el ciclo de cine con perspectiva de género: “movilizó mucho a las y los jóvenes, especialmente, con aquellas películas donde se valora el rol femenino como aporte a la  sociedad y en roles que han sido culturalmente de dominio masculino”. Además, agregó que “uno de los desafíos en este ámbito está asociado a la reivindicación de lo femenino  en igualdad de condiciones y oportunidades. Así también el abordaje de las diferentes formas de violencia  que no son visibilizadas y  que implican un trabajo a nivel  de formación  de profesionales  y técnicos para luego traspasar ese trabajo a los jóvenes. Hasta ahora la intervención se ha situado en especial en prevención de la violencia  en el pololeo  o violencia intrafamiliar, pero no se ha aperturado el trabajo hacia otras formas de violencia que están arraigadas socioculturalmente a los mal llamados micromachismos. Resulta interesante visualizar que la mayoría de los adultos significativos de los jóvenes son: mujeres, madres, abuelas, tías y pololas, por lo que es  un desafió a nivel interventivo. En ellas también existe la carga sociocultural de la responsabilización acerca de la conducta del adolescente y se genera la culpa, que es una de los grandes nudos críticos de las mujeres y como desde ese sentimiento  que nos gatillan socialmente,  vamos compensando equivocadamente”.

Otra de las experiencias desarrolladas está instalada en el proyecto de Apoyo a la Reinserción Educativa (ASE) emplazado en el Centro de Internación Provisoria y Régimen Cerrado de Santiago Centro. La directora del proyecto Lissette Lazo, destacó la importancia de realizar el trabajo de género con mujeres y hombres para abordar la transversalidad del tema. “El enfoque de género está presente desde la lógica estructural del Centro, ya que es un espacio de privación de libertad de carácter mixto. Es por ello que las intervenciones están enfocadas al trabajo horizontal entre los y las jóvenes, sin distinciones de privilegio por su sexo. El currículum generado por el equipo de trabajo trata temas transversales que les permite a los y las estudiantes resignificar sus experiencias de vida, historias que están marcadas por la presencia materna como núcleo familiar y motor de trabajo, por lo que busca generar reflexiones acerca del rol femenino en la historia personal y social”. Asimismo, afirmó que “es necesario romper con la idea falsa que el enfoque de género está dirigido  solo para el trabajo con mujeres o niñas: se debe repensar el concepto y aplicarlo de forma transversal tanto como hombres, mujeres, niñas, niños, adultos en general. Por otra parte, se debe poner especial énfasis en el trabajo contra la violencia en el pololeo, tema vital en la etapa del desarrollo de los y las jóvenes con los que trabajamos”. 

Sin duda, la mirada de abordar la violencia en el pololeo desde la perspectiva de género  va de la mano a la estadística nacional. Según el reporte del Ministerio de Salud, el primer semestre del año 2019, fueron 2.811 adolescentes atendidos por los servicios de salud pública por violencia sexual y violencia en el pololeo, 64% más respecto del año anterior. En lo que respecta a la violencia en el pololeo fueron 705 víctimas, de ellas, 495 mujeres (entre los 10 y 19 años) y 210 hombres (entre los 10 y 19 años).

Estadísticas

Desde la mirada especializada la educación y sensibilización en la transversalidad del tema es una prioridad desde la niñez, siendo para la sociedad un desafío urgente. Estudios realizados sitúan las brechas de género respecto de la mujer con datos que instalan la reflexión. Por ejemplo, la Fundación Niñas Valientes realizó un análisis de la estadística internacional evidenciando que el 72% de los juguetes ofrecidos a las niñas están vinculados a las tareas del hogar o cuidado personal. Otro estudio, “Igualdad de Género en el deporte: el desafío de fomentar la autoestima y liderazgo de las niñas”, realizado por Unilever y ONU Mujeres, constató que el 74% de las niñas en Chile practica deportes, mientras que en los niños, la cifra alcanza un 93%; además, 7 de cada 10 niños y niñas, considera que se incentiva más el deporte en ellos que en ellas.

Unicef: https://www.unicef.org/es/igualdad-de-genero

Unicef : El progreso a nivel mundial.