A casi un mes de asumir como Director Ejecutivo (I) de Fundación Tierra de Esperanza, Rafael Mella Gallegos, ya ha desplegado una agenda de reuniones con las distintas direcciones para coordinar los ejes de su gestión, donde ha marcado que el foco prioritario estará puesto en los 5 mil niños, niñas y adolescentes que participan de los distintos programas que la institución tiene desde Iquique a Puerto Montt.

Un tema que sin duda conoce. Desde el año 2004 es parte de Fundación Tierra de Esperanza y su experiencia le ha permitido tener una mirada global de los temas actuales sobre la niñez y adolescencia. Además, su liderazgo y convicciones le valió el año 2010 ser nombrado como Director Zonal Centro de la institución , teniendo a cargo la gestión de los proyectos de las regiones de Valparaíso, Metropolitana y O´higgins. También ha sido un profesional activo en las comisiones interinstitucionales en el ámbito de la protección de los jóvenes en conflicto con la ley, entre otras áreas.

¿Cuáles son los principales desafíos que proyecta en su gestión?

Principalmente devolver a Fundación Tierra de Esperanza el sello que nos ha caracterizado por años, poner nuestro foco en la infancia y adolescencia, en el trabajo que día a día realizan nuestros equipos, con calidad, compromiso y dedicación. En esa lógica mis primeros objetivos tienen que ver con fortalecer el trabajo de Dirección Nacional y Zonales en función del apoyo que nuestros equipos profesionales requieren, brindando estabilidad y soporte técnico especializado a través de profesionales con amplia experiencia en las distintas áreas de intervención en las que trabajamos. Para avanzar en este sentido es prioritario fortalecer nuestras coordinaciones y comunicaciones, profesionalizar cada vez más nuestra gestión institucional, mejorar nuestro trabajo en equipo en función de una buena planificación y cercanía con lo que pasa en nuestros programas.

Actualmente la infancia y adolescencia es un tema en la agenda país a partir de episodios que no han sido favorables para este segmento importante de nuestra población, ¿cómo visualiza el trabajo institucional en este ámbito?

El rol de Tierra de Esperanza es muy importante a nivel nacional, en primer lugar porque hoy cerca de cinco mil niños/as, jóvenes y sus familias participan de alguno de nuestros programas. Esa es una responsabilidad enorme en la que debemos ser muy profesionales, tanto quienes hoy intervienen directamente, como quienes hemos asumido funciones de apoyo al trabajo de nuestros equipos.

En segundo lugar y dada nuestra trayectoria, debemos asumir el compromiso de aportar proactivamente a la política pública, poniendo a disposición nuestro conocimiento y experiencia para el desarrollo y perfeccionamiento de ofertas que respondan a las necesidades de los/as niños/as y jóvenes de nuestro país, en este sentido resulta relevante considerar la prevención y la promoción de derechos como un foco relevante de desarrollo.

Finalmente, debemos también pensar en el desarrollo de iniciativas que vayan más allá de la ejecución de programas financiados por el estado, tenemos el desafío de soñar y concretar iniciativas que respondan  a lo que Fundación Tierra de Esperanza sabe y es capaz de ejecutar, con el apoyo de otras entidades y fondos distintos a los hoy debemos destinar a nuestros programas.