Viña del Mar. Cumplir objetivos para finalizar un proceso terapéutico en el tratamiento en consumo de drogas conlleva entre otras cosas, voluntad y compromiso para salir adelante. Ese fue el paso que dieron cinco adolescentes del Programa Riviera Viña del Mar de Fundación Tierra de Esperanza, de la mano de un equipo de profesionales que les hizo ver que ellos sí podían dejar atrás el consumo de drogas.

Fue así como en una emotiva ceremonia de egreso, que dio cuenta del logro que cada uno de los jóvenes había cumplido, que Betsabé Montecinos, directora del proyecto, manifestó su satisfacción: “una de las cosas principales es ver a los chicos crecer. Muchos llegan a los 13 o 14 años y egresan a los 16 o 17. Es un periodo de cambios no solo físicos, también emocionales, psicológicos y verlos crecer y proyectarse a nuevas cosas es una gratificación (…) nos da una alegría tremenda”.

Y en los testimonios de ellos se da cuenta de este avance, donde agradecieron haber tenido experiencias nuevas, por ejemplo, en deporte y arte. Para Betsabé Montecinos eso da cuenta de la proyección de sus intereses, “que ellos sientan que han logrado ciertas cosas, por ejemplo, en el ámbito ocupacional, en la disminución del consumo de drogas, asociados también en mejoras en el ámbito familiar, y en cómo ellos perciben estos cambios es importante. Lo fundamental es como ellos van percibiendo sus logros terapéuticos en estos ámbitos”.

En la actividad, Rodrigo Arancibia, director regional de SENDA valoró el trabajo del equipo y el logro de los jóvenes, lo que va en beneficio de la calidad de vida y de la integración social. A la ceremonia asistió también Alba Sepúlveda, de la dirección zonal centro de Fundación Tierra de Esperanza; Rodrigo Arancibia, director del hospital Naval de Viña del Mar, y organizaciones vinculadas al ámbito infantojuvenil.