Uno de los hitos que sitúa a la tolerancia como ámbito de reflexión mundial es sin duda el 16 de octubre,  promovido desde 1995 por  la Organización de las Naciones Unidas para conmemorar la Declaración de Principios sobre la Tolerancia, sin embargo, debe ser un tema permanente de consideración en la sociedad.

La palabra marca un ámbito importante para quienes trabajamos en el mundo social, y en especial para los que nos abocamos al servicio a la infancia más vulnerada; dado que se ha señalado que la tolerancia es un principio fundamental en el derecho humano, que ha sido arrebatado a muchos y muchas en nuestras sociedades, especialmente a los niños, niñas y adolescentes; desde no ser beneficiarios de ella a incorporar y reproducir estructuras de rechazo hacia los demás.

La palabra tolerancia genera reflexiones importantes a atender hoy en día. Es trascendental señalar que se le llama “tolerancia”, en medicina, a la capacidad de nuestro cuerpo para lidiar con ciertos elementos y sustancias que pueden ser negativas, pero existe un límite, por lo cual no surge una respuesta inmunitaria. Por otro lado, se considera tolerancia al margen de error cuando se fabrica un producto, es decir, cuanto se considera aceptable.

Actualmente, la definición más común del término es el que se refiere a la sociedad; considerándose como la capacidad de ésta para respetar las ideas, preferencias y comportamiento de ciertos grupos o personas, frente a temáticas culturales, étnicas y políticas que son diferentes a la común. La acepción con trasfondo sociopolítico tiene su origen durante el siglo XVI en la Francia del Antiguo Régimen, en el contexto de las guerras de religión católico-protestantes; donde tenía el sentido de la obligación de admitir la existencia de otro, ya que no se podía erradicar por la fuerza.

Aquel sentido peyorativo y altamente violento del concepto, cambió con el movimiento de la ilustración, que durante el siglo XVIII adquirió un cariz más positivo en torno a la aceptación, y se convirtió en uno de los valores importantes para los ilustrados. Con el tiempo la definición siguió mutando hasta considerarse como la capacidad de vivir con otros que provienen de diferentes contextos o poseen creencias e ideas diferentes.

Hoy el concepto tiene una aceptación general en la civilización actual, y es promovido mundialmente. Aún existen acentos importantes que no debemos pasar por alto y que nos señalan que no es la palabra más indicada para la realidad actual, en especial si consideramos que el lenguaje construye realidades.

Uno de los principales peros que debemos detectar en el concepto de Tolerancia es su sentido gravitacional. Si bien la tolerancia plantea la aceptación del otro, lo hace desde un polo magnético, donde quien o quienes aplican o ejercen la tolerancia se encuentran en una situación de “privilegio”, “normalidad” y “superioridad” que a veces pasa de ser percibida. En este sentido, “yo”, que soy parte de la sociedad y me adecúo a los valores culturales, políticos y sociales de la mayoría; aceptamos libremente a “estos otros” que son diferentes a nosotros; y los dejamos participar de nuestra vida.

Entonces ¿qué palabra, concepto o valor sería más adecuado? Quizás “aceptación” o “inclusión”. Lo cierto es que también son términos poco precisos y que se basan en un sentido de normalidad por sobre los diferente: “yo te acepto, aunque seas diferente”; “yo te incluyo en mi colectivo”. Y es que estas palabras son duras para quienes no vivimos en lo que se considera normativo en la sociedad. Es importante citar en este punto las duras, pero ciertas palabras de la actriz, modelo y escritora trinitense transexual, Dominique Jackson, quien se refirió a este tema al ser reconocida con el Premio a la Equidad Nacional, en la 23ª Cena Nacional de Human Rights Campaign 2019, en Estados Unidos, donde señaló:

“Mis amores, como mujer trans de color, enfrentamos la violencia. Nos enfrentamos a la brutalidad. Nos enfrentamos a tanto…. Hablamos de amor, pero nos olvidamos de la humanidad. Soy un ser humano como todos y cada uno de ustedes y es hora de que nos detengamos con la estética. Es hora de que nos detengamos con el privilegio…. Todos y cada uno de ustedes que tienen la capacidad de pararse en esta sala tienen algún tipo de privilegio. Tienes algún tipo de existencia que conoces. Soy una mujer que fue condenada al ostracismo. Soy una mujer de ascendencia caribeña. Soy una mujer de experiencia transgénero. Soy una mujer, pero algunos de ustedes no ven eso. Mis hermanos y hermanas duelen. Nos asesinan…. Para todos y cada uno de ustedes, se trata de que entendamos y respetemos a la humanidad. Es hora de que dejemos de mirar las habitaciones de los demás. Nunca jamás les pediré respeto a ninguno de ustedes. Lo exigiré. Ustedes no dirán que me aceptan. No me dirán que me toleran. Ese no es su poder. Lo tomo de ustedes. Me respetarás por lo que soy”

La fuerza de sus palabras hizo viral dicho discurso; y puso en tela de juicio las palabras de tolerancia, aceptación e inclusión. Su discurso rompió el centro gravitacional y puso el foco en lo realmente importante: “no queremos que nos acepten, no queremos que nos incluyan, no queremos que nos toleren; nadie tiene ese poder. Nos merecemos el respeto simplemente por ser seres humanos”.

No todo está perdido. Lo cierto es que quizás ningún término se ha acuñado aún para que refleje esa acción de construir un todo nuevo, sin homogenizar a los individuos; donde todos se abren a las realidades de otros mutuamente; y donde no hay grupos al centro que dirijan los cánones sociopolíticos, religiosos o étnicas de la vida. Pero a pesar de esta limitancia del lenguaje o la semiótica actual, cabe destacar lo que sucedió en Chile este 16 de noviembre 2022, donde el Senado proclamó el “día nacional de la Diversidad”; es decir, celebrar las diferencias del otro, celebrar la posibilidad de vivir en comunidad con nuestras diferencias, eliminando la situación de privilegio o poder del grupo mayoritario. Un paso importante en el respeto de los derechos humanos, un paso importante en la concepción de sociedad que queremos construir.

La importancia de esto es primordial para todos quienes servimos en el ámbito social, en los márgenes y en la reparación del daño y la exclusión. Y para quien suscribe aún más, encargados por la sociedad para apoyar y promover la inserción de los y las adolescentes y jóvenes adultos en conflicto con la ley. Esto, porque al trabajar con una perspectiva de diversidad; por sobre un modelo de tolerancia, inclusión o aceptación; trabajamos para que esto proceso se consolide sin los vicios de nuestra sociedad, en un ecosistema nuevo, que de a poco se está modificando.

Orlando Carvallo C.

Prof. De Historia, Geografía y Ciencias Sociales PUCV

Director Programa ASE Valparaíso

Fundación Tierra de Esperanza