Nacional. Desde antes del inicio de la pandemia la salud mental ha sido una preocupación mundial y para conocer los efectos en los niños, niñas y adolescentes, el Doctor en psicología Felipe Lecannelier, dictó una charla en el marco de los 24 años de Fundación Tierra de Esperanza.

Y es que las cifras son elocuentes. Desde antes de la crisis sanitaria, en el país, la segunda causa de muerte en adolescentes es el suicidio, y en una investigación realizada por Lecannelier, junto a Mónica Kimelman, directora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Universidad de Chile, daba cuenta que la niñez menor a 6 años padecía según consignan “la peor salud mental del mundo”.

De esta forma, en su exposición hizo un recorrido crítico a diversos temas, sin embargo, la crianza y los primeros años de la infancia, destacó que son claves para el desarrollo de la niñez

Para el especialista el enfoque escolar y el impacto de la política pública en el ámbito de la infancia deben ser coherentes . Destacó que “Chile es un país que está basado en la cultura del rendimiento y la meta. Todos es rendimiento y cumplimiento de meta, lo que hace que de alguna manera desde chiquititos a los niños los empecemos a criar con un destino y no un camino”, subrayó.

Uno de los fundamentos contradictorios según explicó, radica en la evolución de los antepasados, con un mapa genético que tiene a la base a los cazadores y recolectores, y que a su juicio hoy se conflictúa en el mundo moderno. “En un 93% somos cazadores recolectores , nuestra organización cerebral  es esa. Tenían una vida completamente opuesta a la nuestra, dormían con los hijos hasta los 3 o 4 años, y eran los niños quienes decidían cuando ya no querían dormir con los papás. Había igualdad en cooperación, tenían tiempo libre que lo ocupaban para enseñar a través de la acción,a la sobrevivencia con un respeto absoluto al ser humano; hoy somos un cuerpo de cazadores en un mundo moderno, lo que hace que el cerebro no tenga el alimento vincular: ocio, cooperatividad (…) hoy se reduce el horario de compartir con los hijos y entre otras dimensiones, Chile se aleja demasiado de nuestra idea de cazadores y recolectores:”.

Además, hizo hincapié a los modelos de crianza, enfatizando que en el país criamos como educamos y educamos como criamos. “La crianza chilena no se permite el estrés , somos internalizantes; se utilizan técnicas conductuales,  la prohibición y control en el niño. Lo anterior es más importante que la conversación y el juego, y cuando el juego se da, tiene un componente fuerte de obligación para los adultos”.

Por lo anterior, propone humanizar la crianza: “la humanidad del niño, sus emociones, preferencias y sus tristezas no son consideradas ni en el colegio ni en la familia. Hoy la crianza también se ha convertido en una meta, llenándose de expectativas pero donde no se disfruta el camino, sino que interesa el destino”.

Para el especialista el apego es clave, y también el apoyo regulatorio en las emociones en la infancia. “La propuesta está basada en el apego como un kit de sobrevivencia psicobiológico, donde el niño busca al adulto para autoregularse. Entonces, la calidad de esta regulación va a determinar que tan protegido va a estar este kit de sobrevivencia, o bien,  quedando vulnerable para enfrentar los estreses futuros de la vida”.

De esta forma, señaló que la sociedad necesita detenerse para volver a mirar todo en diversos ámbitos. Según detalló “hoy si no bajamos el nivel  de estrés de los niños, no tiene sentido hacer nada”.

Además, relevó el rol de la educación desde este mismo ámbito, destacando frases que fue parte de respuestas a sus estudios . “Hay datos que dicen mucho. Una de las preguntas fue  ¿Por qué te sientes bien con tus profesores? Las respuestas: ‘me tratan bien, me enseñan, y me tienen paciencia’. Esto es lo que ellos quieren, es básico y cuesta verlo”. Según sostiene en el contexto de pandemia los niveles de ansiedad, miedo e incertidumbre han aumentado , por lo que es fundamental repensar la vinculación también con la infancia.

Por otro lado, uno de los puntos críticos que deben mejorarse para quienes trabajan con niños y niñas es, según indicó, la importancia de la especialización, e hizo hincapié en el trauma complejo. “Necesitamos que las personas aprendan que es ser un niño con trauma complejo, cómo vive la vida un niño con trauma complejo , cómo viven las relaciones, la resiliencia. Eso es fundamental”, manifestó.

Cabe señalar que la actividad fue conducida por Lorena Trujillo, coordinadora técnica de Fundación Tierra de Esperanza, y contó con la participación cercana a los 500 asistentes.