Profundos cambios han ocurridos en nuestra sociedad desde que en el año 2005 se declarase el día 18 de mayo como el Día Nacional de Lucha Contra la Explotación Sexual Comercial Infantil. Entre otros, vemos de manera patente que la tecnología y la conectividad están al alcance inmediato de nuestras manos, modificando la manera de relacionarnos a escala global.

A propósito del uso creciente y cada vez más temprano de las tecnologías de la información y la comunicación, adolescentes y jóvenes se han posicionado como los principales agentes de la vertiginosa innovación tecnológica digital. De esta manera, parte importante de la socialización de la infancia y adolescencia ocurre en un espacio social en que las distintas generaciones están diferenciadamente representadas, generando una brecha que dificulta la capacidad de los adultos para involucrarse en las actividades que desarrollan niños, niñas y adolescentes a través de internet y las redes sociales.

Si bien es indiscutible que el acceso de niñas, niños y adolescentes a las nuevas tecnologías es necesario como parte de un proceso de inclusión y democratización, a su vez, no podemos desconocer que este espacio de socialización supone también riesgos y amenazas. Por tanto, debemos asumir que niñas, niños y adolescentes tienen derecho a ser protegidos en el espacio virtual.

En tiempos en que se recomienda el aislamiento y en que las medidas sanitarias a adoptar requieren disminuir los contactos sociales, las tecnologías de la información y comunicación han ocupado una relevancia nunca antes vista para gran parte de la sociedad. Nos permite estar conectados con nuestros seres queridos, informarnos y, en el caso de niños, niñas y adolescentes, realizar el derecho al acceso a la educación. Desde este punto de vista, podemos asumir que, en tiempos de emergencia sanitaria, la conectividad de niños, niñas y adolescentes a través de internet forma parte de la política pública.

En el Día Nacional de Lucha Contra la Explotación Sexual Comercial Infantil, Fundación Tierra de Esperanza, ha querido poner el foco en dos prácticas relacionados con la Explotación Sexual Comercial de niños, niñas y adolescentes: el sexting y el grooming. Se conoce como “sexting” a la autoproducción de imágenes sexuales o al intercambio de mensajes o imágenes sexuales y la creación, el intercambio y la transmisión de imágenes de desnudos o casi desnudos sexualmente sugerentes a través de teléfonos móviles y/o internet. Aunque el sexteo es posiblemente la forma más común de material sexualmente explícito autogenerado en el que niñas, niños o adolescentes se pueden ver involucrados y que, frecuentemente, se realiza por y entre adolescentes que consienten, también existen muchas formas de “sexteo no deseado”. Esto se refiere a los aspectos no consentidos de la actividad, como compartir o recibir fotos videos o mensajes no deseados y sexualmente explícitos, por ejemplo, por parte de personas conocidas o desconocidas que intentan contactar o realizar proposiciones sexuales a la niña, el niño o el adolescente. El sexteo también puede ser una forma de acoso sexual, en la que una niña, un niño o un adolescente es presionado a enviar una imagen a otra persona, quien posteriormente la distribuye a través de una red social sin su consentimiento. El sexteo no deseado se relaciona con el acoso y comentarios sexuales indeseados y diversas investigaciones han demostrado que la práctica del sexteo no es neutral con respecto al género y que puede ser considerado como una extensión del acoso sexual contra las niñas. Respecto al “grooming”, hace referencia al proceso por el que una persona entabla una relación con una niña, un niño o un adolescente mediante el uso de internet u otras tecnologías digitales para facilitar el contacto sexual, en línea o fuera de línea. Es el acto de hacerse amigo de una niña, un niño o un adolescente, especialmente a través de internet, con el propósito de persuadir a la niña, el niño o el adolescente de mantener una relación sexual con posterioridad. Hoy en día, el período de tiempo entre la participación inicial del niño y un resultado delictivo es a menudo extremadamente corto y los delincuentes se concentran en obtener rápidamente influencia sobre la víctima en lugar de establecer en primer lugar una relación de confianza.

Podemos preguntarnos entonces: ¿el mundo adulto ha cambiado lo suficiente como para orientar a niños, niñas y adolescentes a tener un uso responsable de las tecnologías?, ¿les recordamos permanentemente a niños, niñas y adolescentes que cualquier información que publique en internet puede ser copiada, guardada o compartida por una gran cantidad de personas?, ¿Conocemos y hacemos uso de las herramientas y dispositivos de seguridad, generalmente gratuitos, que ofrecen los proveedores de Internet?, ¿acordamos en conjunto con niños, niñas y adolescentes los tiempos de uso del computador, tablet, smartphone o consola de videojuegos?, ¿conversamos sobre la importancia de evaluar y seleccionar la información que encuentran en internet?, ¿promovemos la comunicación respetuosa al intercambiar opiniones a través de internet?, ¿conversamos permanentemente sobre la necesidad de adoptar medidas como no aceptar a desconocidos en las redes sociales o no publicar fotos que puedan complicarle a él, ella u otras personas?, en redes sociales, como Facebook, Twitter, Instagram o Snapchat, ¿les ayudamos a establecer las opciones de privacidad de su perfil, para no compartir ni exponer toda su información?, ¿conocemos las edades mínimas y su fundamento, para abrir un perfil en las distintas redes sociales?.

Este 18 de mayo de 2020, te llamamos a sumarte a #Promueve y #educa en el uso responsable de internet y el autocuidado de niños, niñas y adolescentes frente a estas conductas delictivas. A continuación, y recordando que las redes sociales establecen edades mínimas para utilizarlas, te dejamos algunas recomendaciones del Ministerio de Educación (2015):

  • Tomar precauciones a la hora de completar datos personales en la red, limitándolos al mínimo.
  • No brindar datos personales ni aceptar solicitudes de amistad a personas desconocidas.
  • Evaluar la publicación de fotos propias o de otras personas en páginas web y evitar el envío de las mismas a desconocidos.
  • Tomar decisiones y aplicar criterios sobre a qué materiales y contenidos acceder y cuáles rechazar.
  • Configurar los ajustes de privacidad de las cuentas personales, por ejemplo, en las redes sociales, blog, entre otros.
  • No hostigar a otra persona, siendo consciente del daño que estas actitudes pueden producir además de tener presente que nadie tiene el derecho a ejercer acciones de hostigamientos a otros.
  • Hablar con un adulto de confianza ante una situación desagradable o que genere temor.

#Promueve y #educa

Fundación Tierra de Esperanza