Región del Biobío. Fundación Tierra de Esperanza fue uno de los espacios elegidos para que alumnos de distintas carreras de la Universidad del Desarrollo vivieran su semana iUDD, instancia donde la innovación fue el motor para poner en marcha acciones con este sello, que promueven en sus estudiantes  el desarrollo de competencias a través de la interdisciplina y colaboración.

Se trató de dos experiencias que contaron con una alta participación de los alumnos de la universidad.  La primera, orientada a mejorar las condiciones de habitabilidad del colegio El Renoval, perteneciente a la corporación educacional Tierra de Esperanza, y que está emplazado al interior del Centro de Internación Provisoria y Régimen Cerrado en Coronel, entregando educación formal para los adolescentes privados de libertad.

Carlos Burgos, profesional de la Dirección de Investigación, Desarrollo e Innovación (DIDI) de Fundación Tierra de Esperanza, señaló que “la iniciativa resultó sumamente positiva, pues permitió orientar a futuros profesionales en torno al derecho a la educación en contextos de encierro. Elemento importante, que permite visibilizar el trabajo de jóvenes y profesores que ven este trabajo como una alternativa real de reinserción social-educativa “. Además agregó que fue una semana donde los estudiantes se motivaron en una campaña de recolección de comics, libros y revistas, que logró recaudar 150 ejemplares, entre enciclopedias, diccionarios, novelas y revistas científicas para la biblioteca del establecimiento; y también, a través de una donación liderada por ellos, adquirieron elementos de limpieza y en equipo confeccionaron con pallets reciclados bancas para los alumnos del colegio.

La directora del establecimiento El Renoval, Margarita Geldres, explicó que la actividad despertó la curiosidad de los estudiantes de El Renoval y en el equipo docente, y espera que esta experiencia puede ser un trabajo sistemático en el futuro.  “Tanto para la universidad como para el colegio la integración y complementariedad resultan atractivos toda vez que la academia y la comunidad tienen puntos de encuentro, ya que ambas prácticas y quehaceres se actualizan y complementan”, afirmó Geldres.

El desafío de conocer más sobre el trabajo con la infancia y adolescencia

El segundo desafío estuvo integrado por más de diez alumnos, y tuvo como objetivo acercarlos al trabajo que realizan las instituciones sin fines de lucro. Karina Zuchel, profesional de DIDI a cargo de esta experiencia, indicó que “este desafío dice relación, por una parte, con conocer de primera fuente el trabajo que deben hacer las ONG en materia de infancia y reconocer la multiplicidad de requerimientos que deben enfrentar para poder hacer un trabajo que responda a las necesidades de las personas que participan de las distintas iniciativas. Darse cuenta que muchas iniciativas, loables, interesantes, innovadoras, pueden sucumbir ante la falta de recursos”. 

De esta forma, los universitarios trabajaron in situ para conocer en profundidad la realidad que trabaja Fundación Tierra de Esperanza y la de su población atendida. Y en una segunda fase levantaron propuestas de proyectos con potenciales fuentes de financiamiento, orientadas a la psicoeducación en género con personas vulnerables, prevención en consumo de drogas y la educación para la investigación en la línea de reinserción social.

Fundación Tierra de Esperanza a través de sus profesionales guías en este trabajo agradecieron a los docentes de la Universidad del Desarrollo, Francisco Reyes y Juan Pablo Rebolledo, quienes guiaron el proceso, y a los alumnos que pudieron vivenciar una experiencia que a futuro puede aportar en el desarrollo profesional.