Suicidio adolescente, salud mental, autorregulación del aprendizaje y polivictimización fueron los temas que se abordaron en el Seminario Internacional en Infancia y Adolescencia, organizado por Fundación Tierra de Esperanza, Bryn Mawr College de Philadelphia y la Universidad San Sebastián, con el apoyo de UNICEF, la Organización Mundial de la Salud entre otras instituciones vinculadas a la temática.

Pedro Canales Contreras, director ejecutivo de Fundación Tierra de Esperanza, sostuvo que este seminario es la finalización del Primer Encuentro Científico Internacional en Infancia y Adolescencia, instancia que durante cuatro días congregó a investigadores y profesionales del área social a pensar la infancia. “Hemos centrado nuestros esfuerzos en buscar la solución a los problemas que afectan a la infancia y juventud del país y del continente, nos desafiamos también para llegar al mundo, entendiendo que los temas actuales trascienden las fronteras y podemos ser un aporte a través de un trabajo colaborativo de transferencia de conocimiento desde distintos países. Estamos trabajando para promover la investigación, necesitamos la misma rigurosidad del método científico que ha permitido el desarrollo de la medicina y las tecnologías, para avanzar en el bienestar de los niños, niñas y adolescentes;  sin olvidar que no son “casos”, no son “muestras”, ni “datos” con quienes trabajamos, sino que son: personas, niños y niñas, familias y comunidades”, enfatizó Canales durante este magno evento que congregó a más de 320 asistentes de distintos puntos del país y del continente.

En la apertura, Zohra Abaakouk, quien asistió en representación de la Organización Mundial de la Salud, valoró el trabajo de promoción científica que está realizando Tierra de Esperanza, y expresó el interés de apoyar estas iniciativas que tienen a la base la ciencia para la infancia. Asimismo, Carlos Williamson, rector de la Universidad San Sebastián y entidad co-organizadora del seminario, destacó la iniciativa que proyecta un trabajo conjunto desde la academia y la experiencia.

Con el sello de Fundación Tierra de Esperanza, de gestionar conocimiento, el seminario profundizó en el estado del arte de cada tema y dio a conocer algunas de las conclusiones del Encuentro Científico internacional a cargo de los expertos: la PhD Carolina Hausmann-Stabile, docente e investigadora de Bryn MAwr College de Philadelphia, experta en conductas suicidas; PhD Anna Segura de la Universidad de Cataluña y Barcelona de España, especialista en polivictimización; y los  Mario Valdivia experto en salud mental, psiquiatra de la Universidad de Concepción; y  PhD Pedro Rosario perito en psicología de la educación.

La infancia y adolescencia como centro de acción

La investigadora española Anna Segura subrayó que el maltrato hoy va más allá de los golpes, consignó que la violencia atraviesa distintas formas, las que pueden llegar a victimizar a un niño, niña o adolescente en más de una ocasión, que lo tipifica como polivíctima. Además, destacó que es la niñez el periodo evolutivo en que se está más expuesto a  la polivictimización, es decir, a más de una vulneración.

Asimismo, dio a conocer un estudio realizado en Chile que consideró una población de 706 adolescentes entre 12 y 17 años, la que reveló que a lo largo de la vida habían sido víctimas de al menos 6 vulneraciones, entre ellas: delitos comunes, tecnológica, violencia entre pares y familiares y abusos de connotación sexual, entre otros tipos. Además, subrayó que en la mochila de la vida de quienes viven la polivictimización “hay consecuencias que dan cuenta de situaciones que se van acumulando, afectando el ciclo vital, y que se revelan en ocasiones, en problemas de conducta, intentos de suicidio, depresión, trastornos de personalidad, entre otras alteraciones”, indicó.

Frente a esto señaló que existen importantes desafíos en las políticas públicas e intervenciones, tanto en Chile como en España: “tenemos retos muy similares. Desde de la academia es pensar en incorporar desde la victimología, los estudios realizados en las distintas disciplinas, como psicología o trabajo social, para que los estudiantes tomen conciencia antes de ingresar al campo del trabajo las experiencias de victimización que sufren los niños y niñas, y, ante todo,  no separar nunca la intervención de la academia”.

 

Salud mental un desafío permanente más allá de lo técnico

Otra de las exposiciones estuvo a cargo del destacado psiquiatra de la Universidad de Concepción, Mario Valdivia, quien reflexionó críticamente acerca de la salud mental infantoadolescente haciendo hincapié que en este tema confluyen todos y ejemplificó como la sociedad está inmersa en este ámbito: “se necesitan espacios físicos y emocionales para que las personas puedan desarrollarse integralmente, lo que depende de distintos factores, no solo de profesionales de la salud, sino que también de los espacios cotidianos y de la interacción: depende del portero, del vecino, de un amigo, de si hay espacios de juego, si hay alimentación saludable, o por ejemplo , de si mi jornada laboral me permite llegar con una sonrisa a la casa, o me hace llegar cuando los niños duermen, depende también de si converso o no con mis hijos, todo influye; cuando estoy construyendo una carretera y estoy viendo que eso va a arrasar con un parque de juego de los niños, eso va a impactar en la salud mental; cuando yo discuto el tiempo de la jornada escolar, o si los recreos van a ser cada 45 minutos o 90 minutos, estoy impactando en la salud mental, por lo tanto es amplia”.

Con el anterior análisis,  el Doctor Valdivia puso énfasis en que la salud mental tiene un componente amplio donde cada persona suma al bienestar del prójimo y al propio, agregando  que para el abordaje ya desde el punto de vista técnico  “tenemos que ser buenos en nuestra técnica. Trabajar en salud mental no es hacerlo de voluntad o de lo que me tinca que resulta, sino que tenemos que ser capaces de contar con un constructo sólido de conocimiento que permitan orientar nuestras decisiones y acciones”. Además, dio a conocer un estudio que da cuenta que en el país el 22,5 % de los niños, niñas y adolescentes presentaban al año 2012 alguna patología de salud mental asociada a un impedimento severo, y  un 38,3 %  tienen el diagnóstico sin ese impedimento. Por lo anterior, destacó la importancia en la prevención, refiriendo que es necesario contar con mayores recursos para abordar la salud mental en el país, enfatizando que “es un mal negocio no invertir en salud mental”. Asimismo reforzó la importancia de los estudios e investigaciones, señalando que hay muchas preguntas que buscan el bienestar de la infancia, a las que se  necesita “dar respuestas basadas en evidencia, y si no las hay, es un imperativo pensar en la forma de generarlas”, afirmó Valdivia.

 

 

Autorregulación del Aprendizaje

Los temas abordados por los expertos se cruzan como una alerta para mirar todo integralmente. Los análisis nacionales ya han dado cuenta la parcelación de la oferta de atención a la infancia. Y el escenario internacional reafirma que los problemas son globales.  Por esta razón la salud mental, la educación, y otros temas que permiten el desarrollo infantoadolescente deben promover el diálogo y aunar esfuerzos para que cada eje tribute positivamente al desarrollo de ésta.

Pedro Rosario, investigador de la Universidad de Minho en Portugal, Doctor especialista en la psicología de la educación, reafirma como la educación puede transformarse en un factor protector para un niño, niña o adolescente. Su tema es la autorregulación de la educación, y da cuenta que es importante potenciar las habilidades de esta población a través de la motivación y el  desarrollo autónomo para este rango etario: “nuestro propósito es equipar a los chicos con competencias para que puedan organizar su camino, si esto se logra, tendríamos menos desajustes en ellos. Por ejemplo, si un chico me dice “no me gusta leer, qué me esta diciendo, ¿que no le gusta o que le cuesta leer?. Eso es lo que debemos buscar: comprenderles y enseñarles a conducir autónomamente sus habilidades para el aprendizaje, motivarles, eso ayudará a que cada uno pueda cumplir sus proyectos o metas.”. En definitiva, considerar dentro de las prácticas pedagógicas que puedan forjar desde sus experiencias y autonomía sus propios aprendizajes.

 

Suicidio en la adolescencia con el desafío de considerar los contextos

Otro de los temas que despertó especial interés en los asistentes al seminario fue el suicidio en la adolescencia. Y es que en Chile esta realidad es la segunda causa de muerte para esta población. Una alerta que se ha levantado con fuerza durante los últimos suicidios que alcanzaron connotación pública con las muertes de los alumnos de la Alianza Francesa y Nido de Águilas en Santiago, y la muerte de otro adolescente que estaba privado de libertad en un centro de internación provisoria y régimen cerrado en Copiapó, norte del país.

Carolina Hausmann-Stabile, investigadora y docente de Bryn Mawr College y Directora de Relaciones Internacionales de Fundación Tierra de Esperanza, valoró que en Chile los medios de comunicación estén dando cobertura al tema, dada la importancia de educar y prevenir sobre el tema.

Cabe señalar que Recientemente la Organización Mundial de la Salud indicó que en el mundo cada 40 segundos muere una persona a causa de ello. En este sentido, Carolina Hausmann-Stabile subrayó  que se necesita desarrollar una política pública preventiva. “Chile tiene una política pública de prevención del suicidio, pero que requiere de una coordinación integral para su implementación”. Agregó que “es urgente abordar el tema desde el contexto, considerar los factores desde una perspectiva evolutiva, porque estas varían mucho, también se debe considerar la perspectiva de género, ya que hay un incremento en los intentos de suicidio en niñas y mujeres, y que terminan muriendo por esta causa; debemos también pensar ambiciosamente para detectar los factores de riesgos y las protecciones contextuales y universales: por ejemplo, en nuestro país en la población indígena tenemos altísimas tasas de conductas suicida, por esta razón debemos considerar estos factores”, afirmó.

Transversalmente los expertos coincidieron que la intervención y la práctica deben avanzar conjuntamente, ninguna pueda excluir a la otra. Por lo anterior, los participantes de Paraguay, España, Chile, Perú, Colombia, Estados Unidos y México, suscribieron el compromiso para promover el desarrollo del conocimiento basado en la evidencia.

Lo anterior fue materializado en una carta de compromiso que le fue entregado al Gobierno de Chile, a través de la Subsecretaria de la Niñez, Carol Bown,  haciendo referencia a la importancia de desarrollar un trabajo colaborativo que sume a las organizaciones de infancia, la academia, y los estamentos públicos. Al respecto, Subsecretaria de la Niñez, agradeció el trabajo realizado por Fundación Tierra de Esperanza en el Encuentro Científico Internacional en Infancia y Adolescencia, donde señaló que “para trabajar en políticas orientadas a la población infantojuvenil esta  no debe desarrollarse a la base de la intuición”, por lo que comprometió conocer el trabajo desarrollado durante las jornadas de análisis en este evento científico internacional, cuyos resultados servirán para lo que actualmente el Estado está impulsando para este rango etario de la población.

La actividad contó con el patrocinio de UNICEF, la OMS, la Embajada de Estados Unidos, la Cámara de Comercio ChilenoAmericana, Radio Biobío, la Municipalidad de Viña del Mar, entre otras.