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Pedro Canales, director de la Fundación Tierra de Esperanza, responsable del recinto escolar, aseguró que la clave para lograr que los jóvenes se interesen en estudiar es el vínculo entre ellos y sus profesores,  lo único que queda para subsanar condiciones de infraestructura desfavorables.

No fue un verano fácil para los cerca de 50 jóvenes que están internados en el Centro de Internación Provisoria y Régimen Cerrado (CIP-CRC), cumpliendo condena o esperando lo que pasará con sus procesos judiciales. El intento de suicidio de siete adolescentes en octubre, provocado por ingesta de benzodiazepinas, y que fueron agredidos por gendarmes cuando regresaron del hospital, destapó la crisis que estaba viviendo el recinto, con incumplimientos en los compromisos adquiridos con el Departamento de Justicia Juvenil de la Dirección Nacional desde 2015.

Los meses pasaron y en el CIP-CRC hubo ataques a educadores,  riñas, adolescentes agredidos, y un intento de ingreso de municiones, por lo que han sido meses complejos para los adolescentes y los educadores.

Pedro Canales, director de la Fundación Tierra de Esperanza, conoce el tema de cerca, pues fueron los profesores de la Escuela El Renoval, realizada por la fundación en 2011,  quienes hicieron la denuncia de la agresión a los adolescentes, lo que finalmente terminó en la presentación de un recurso de amparo por la Defensoría, que fue acogido por la Corte de Apelaciones, la que acreditó que los maltratos a los jóvenes sí habían ocurrido, lo que le costó la salida al jefe del destacamento de Gendarmería del recinto.

En El Renoval trabajan 20 profesionales, divididos en un equipo multidisciplinario que considera psicopedagoga, educadoras diferenciales, profesores, psicólogo, terapeuta ocupacional y talleristas. Actualmente, hay 49 jóvenes matriculados y que incluso pueden prepararse para la PSU.

– ¿Cómo se trabaja en un contexto tan vulnerado? ¿Se logran resultados académicos con los jóvenes?

–  La clave es el vínculo que se establece entre el docente y el estudiante, y ese vínculo en esa y en cualquier escuela es lo clave, por eso malos contextos y buenas gentes dan buenos resultados. Todo está determinando por la interacción docente-estudiante. Hoy, nosotros podemos recibir a todos los chiquillos que están dentro del centro, y  hay muchos que están en forma transitoria, y por eso estamos gestionando un lugar para que ellos puedan seguir sus estudios una vez que salgan. Porque no todas las escuelas tienen las capacidades o condiciones para recibirlos, a veces vienen con muchos años de retraso. Yo defiendo el derecho a la educación, entonces este espacio nos va a permitir hacerlo.

Canales se refiere a que, en noviembre de 2017, un reportaje de este medio reveló que los adolescentes que recuperan su libertad se ven forzados a regresar al centro para estudiar, ya que no se adaptan a una escuela normal o no son recibidos en ella, por lo que están en potencial riesgo de desertar del sistema escolar. Tras ello, recibieron apoyo para concretar un lugar donde estos jóvenes puedan completar sus estudios, pero prefiere no dar más detalles hasta que todo se concrete.

– ¿Cómo afecta realizar clases en centros donde la infraestructura no es adecuada para hacer clases? ¿Cómo subsanan la carencia de materiales para trabajar, considerando que hacen clases dentro de un container?

– Todas las condiciones dentro de los centros privativos de libertad son desfavorables para hacer cualquier buena actividad. Uno debe partir de eso, por eso buscamos alternativas, las personas podemos hacer la diferencia, se puede hacer educación teniendo docentes comprometidos. Tenemos escuelas en Coronel y Limache. Hay director jefe de UTP, equipo docente, y hemos luchado con nuestra directora pedagógica para que se modifiquen las condiciones en que se hacen las clases. En cuanto a lo material, la clave es el vínculo, pero hay muchos nuestros que salen libres y vuelven al centro a estudiar, entonces lo que los atrae claramente no es la infraestructura, es el vínculo. La ley es compleja, yo no puedo llegar y pintar en un espacio fiscal. Hay que conseguir permisos, porque el espacio es del Estado Chileno, entonces tenemos que conseguir que la legislación se flexibilice. Entonces la clave tiene que ser la vocación del docente, por eso nosotros cuidamos a nuestra gente, para que tengan una buena salud mental, porque cuando se altera todo y los chiquillos están agitados, no es fácil. Por eso tenemos una unidad de autocuidado para ellos. No digo que lo nuestro es perfecto, pero trabajamos todos los días para que sea mejor.

– ¿A qué se refiere con condiciones?

– Ellos están bajo un régimen de educación de adultos y eso deja a los chiquillos sin un montón de beneficios que podrían obtener. Esto porque el régimen de adultos tiene menos exigencias para instalarse, pero estamos trabajando que se haga con planes especiales para jóvenes que han cometido delito.

-¿Y cómo es la exigencia para ellos?

– Tenemos que hacer adecuaciones según los retrasos que tienen ellos, es lo que corresponde hacer.  Ahora vamos a profundizar en las metodologías para trabajar con ellos y para capacitar a los adolescentes.

Susana Tonda sería la nueva directora nacional de Sename

Susana Tonda, ingeniero comercial, ex directora ejecutiva del Hogar de Cristo, y directora ejecutiva del Centro de Gobierno Corporativo UC, es la nueva directora nacional de Sename, nombrada por Sebastián Piñera.

El anuncio será oficial hoy, en su primera  actividad oficial como presidente, donde visitará un centro del Servicio Nacional de Menores junto a su ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno. Su  objetivo es dar importancia a una de las prioridades del nuevo Gobierno: reformular el sistema de protección de la infancia.

 

 

Fuente: Diario Concepción
Link: https://www.diarioconcepcion.cl/ciudad/2018/03/11/la-compleja-realidad-de-hacer-clases-en-la-carcel-de-menores-de-coronel.html